lunes, 23 de mayo de 2011

Momento ideal  para pensar en los versos  de Miguel Hernández.
No puedo abstenerme de involucrarme aunque sea por medio de la reflexión, la denuncia y por supuesto la autocrítica. Todos somos parte del "establishment" qué difícil dejar su comodidad.

Miguel Hernández. Vientos del pueblo

Hay que leer el artículo que escribe Ramón Lobo:


Me levanté reflexionado

Hoy me levanté reflexionado, feliz. En realidad llevo reflexionado ocho días, desde el 15M. Me he reflexionado, sumergido, regenerado en la Puerta de Sol junto a miles de personas reflexivas e inteligentes que ocupan plazas en toda España y algunas ciudades extranjeras, una rebelión pacífica que cree y se asienta. No estoy en casa, a 200 metros de la Puerta del Sol. Ayer viajé al sur, lejos de las urnas, con la abstención debajo del brazo. Mi protesta es no ir, mi protesta es seguir en Sol hasta que nos escuchen

-El debate está en la calle y tiene más sabiduría y más análisis que el análisis sesgado de los medios.

- Si Los medios queremos sobrevivir en este mundo que cambia, que se altera y mejora, debemos recuperar nuestra voz, ser útiles. Nuestro trabajo es informar, tocar las pelotas al poder, a cualquier poder, incluido a nuestro poder...

...a la emoción de estar juntos, de descubrir que estos jóvenes a los que acusábamos de abulia son como los jóvenes de antes, los jóvenes de siempre: inconformistas, soñadores, utópicos. Hoy, ayer, mañana me siento orgulloso de ser joven junto a ellos.

-El miedo es de los grises, los mediocres, los azopencados. No están acostumbrados al color, a  Al vent, a un cierto desorden estético.

... continúa.







Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantán

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de garras
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airoso como las alas;
andaluces de aceitunas
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las ansias
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habeís de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretado los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.



Links:

Blog A leer: Descubrir a Miguel Hernández - El muchachón de Orihuela

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