lunes, 19 de octubre de 2009
Crónicas de una princesa scooter (1)
Crónicas de una princesa Scooter (1)
Reconociendo mi ciudad en la princesita
Este domingo tuve la oportunidad de reconocer mi ciudad de una manera diferente: Un paseo en la princesita Scooter con Fer.
Tenía años que no me subía a una moto, que no sentía el placer que significa sentir el viento en tu rostro, los ojos entrecerrados, la fuerza de la máquina en tu cuerpo, el acompañamiento de los cuerpos del piloto y del copiloto con los movimientos de la moto para no caerte y para gozar la intensidad de sus arranques y vaivenes.
La princesa es el nuevo juguete de Fer, y que Gracias a Dios lo está queriendo compartir, así que aprovecho y yo también me subo.
En días pasados cuando la Scooter alias "su princesita" llegó a su vida, empezamos a comentar lo que significaba bajarle a la velocidad y empezar a estar a nivel de la calle (es decir bajarte del auto). Poder ver todo lo que te rodea andando casi a pie, y ha sido una gratísima experiencia ver los edificios, poder alzar la cabeza y ver las azoteas, observar los colores y detalles de las fachadas, poder ver el rostro de los transeúntes y sobre todo las sonrisas de los hombres al ver a la Scooter. Algo tiene la coqueta, que siempre le sonríen y le guiñan el ojo… ¿Qué atractivo secreto o embrujo provocan las motos en los caballeros?
Como siempre, no se bien ni el modelo ni la marca de lo que se mueve con motor y llantas, pero puedo resumir diciendo que “La princesita” es muy bonita, toda una “lady” clásica y moderna a la vez, con ESTILO.
El primer día que me subí en la moto fue en la noche, íbamos al teatro y disfrute mucho la velocidad, mi piloto conducía con tranquilidad: nuestro afán era disfrutar el paisaje y todo el derredor, así como las luces y el espectáculo de pasear por Chapultepec a un ritmo más lento y relajado, al nivel de los ojos.
El tour de este domingo fue totalmente diferente: ¡con todo el sol en su esplendor! Recorrimos primero las avenidas que usualmente están saturadas de tráfico pero que en fin de semana cambian sus ropas del acelere por las de la tranquilidad, así que Munguía-Tolsá, López Cotilla, e inclusive la Calzada Independencia nos mostraron su cara amable.
El recorrido fue muy extenso, ahora caigo en cuenta porque terminé agotada, pero muy contenta: Hotel del Parque con su estilo Art-decó, incluyendo un rico desayuno buffet y los meseros haciendo lo suyo para ganarse una buena propina. Después nos aventuramos a ir al Agua Azul para ver el concepto del “Cambalacheo” pero ya estaban levantando todo el tendido, no faltó el admirador de la princesita y su dueño cual papá orgulloso sonreía de oreja a oreja.
Entonces decidimos irnos a ver la Expo de Vocho-manía hasta la famosa calle 2, por el rumbo de Belenes, pero cosas que empieza uno a darse cuenta cuando cambia de grupo (Ahora estamos en el club de los fans de las scooters) y resulta que los estacionamientos no están pensados para las motos, scooters o bicis: en lugares como éstos corres el riesgo que sea la última vez que la veas o que encuentres solo pedazos de ella. Y por lo mismo, decidimos no dejar sola a la princesa y nos dimos la vuelta a explorar las calles de Zapopan para terminar en el restaurante de comida griega (creo que se llama Angelos agios o algo así) en la explanada de la basílica de Zapopan. Comparto que este lugar fue una delicia para la lectura, las fotos, la buena conversación y por que no… los silencios filosóficos.
Como Fer tiene imán para hacer amigos y hacer clic, terminó felicitado y admirado por un encuentro interesante con un señor ya entrando en canas que le aplaudió por “disfrutar la vida de esa manera”, así como su encanto con la chica meserita que se portó de lujo.
Yo por mi parte sigo encantada con mi nuevo juguetito “La Nikita” (Mi nueva cámara reflex) que me proporciona unos ojos nuevos para ver con detalle y detener mi cotidiano acelere. Así como captar con imagenes el sentir de estos momentos.
Cuando estás a gusto el tiempo no transcurre, así que cuando menos pensamos ya era hora de levantar el vuelo, nos subimos en la princesita y nos fuimos a disfrutar de una inyección de glucosa que ya nos hacía falta (un rico café con pastel), probar cafetines como dicen en España es todo un hobby, así que al que fuimos por la avenida Ávila Camacho fue muy agradable, lástima que no haya “política de inclusión” para los fumadores lo que hizo que nos fuéramos antes de lo que pensamos.
Pues así trascurrió un excelente domingo a baja velocidad.
Es interesante como se empiezan a descubrir coincidencias en los gustos. Este video de la famosa película “Vacaciones en Roma” que hizo famosa a Audrey Hepburn, muestra un poco del gusto de pasear en una Scooter y curiosamente el papel de ella era de una princesa. Como dice el abstracto de la película:
“La princesa Anna (Audrey Hepburn) se encuentra en Roma en visita oficial. Cansada de sus obligaciones y de la soledad de su mundo real, decide escaparse durante la noche y vivir la vida de un ser común y corriente, sin formulismos ni pantallas sociales.”
No estoy cansada de mis obligaciones ni me siento sola, pero si es genial poderse escapar en una Scooter a reconocer mi hermosísima ciudad como un ser común y corriente, sin formulismos ni pantallas sociales… AGREE.
Continuará en el próximo recorrido.
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